martes, 17 de noviembre de 2009

La máquina del ocio

Día de Navidad 1988.
Tengo 5 años.
Me despierto tan extasiado como un niño puede despertarse ante la expectativa de que ya llegó "el niño Dios" (mis papás jamas me hablaron de Santa Claus cosa que ocaciono que le aruinara la ilusión y fantasía muchos de mis amiguitos). Salgo corriendo al árbol de navidad pero en el camino me detiene un ruidito; es una cancionsita austera pero pegajosa con los sonidos fácilmente reconocibles de un monito que salta, tira bolas de fuego y come hongos (así es, escucharon bien: un juego para niños donde el personaje principal come hongos que lo hacen grande e invensible). Ese ruido proviene del cuarto de mi hermana.



El Niño Dios me ha regalado un NINTENDO! emocionado me pongo a jugar a tirar al dragón a las flamas y salvar a los hongos y la princesa. Ahora me doy cuenta que esa escena al parecer inofensiva fue lo equivalente a un Dealer dándole de probar ácidos a un niño de 11 años.

A partir de ahí mi madre, sabiamente se dio cuenta que tenía que racionarme las horas de juego porque si por mi fuera, no iba a la escuela y me la vivía pegado al Nintendo. Hasta sacó la tele de mi cuarto para que no hiciera trampa.

Así pasaron los años con el nintendo limitado a que hiciera mi tarea y me portara bien, fue utilizado como la zanahora que se le pone enfrente al burro y ese burro era yo. Despues de unos años mis papas convencieron (yo diria que la palabra chantaje encajaría mejor en ésta oración pero no puedo hablar mal de mis padres) a mi hermana de dejar por la paz su viaje de graduacion de primaria a cambio de un SUPER NINTENDO.
Este aparato tiene como titulo estelar la historia amorosa del plomero comehongos con un dinosaurio gay que puede montar a su antojo (sigue siendo juego apto para niños).

Mis horas de estudio se fueron para abajo y las de a riesgo a cancer de ojo por cercanía a la TV en aumento.

Después llego el Nintendo 64, con el legendario "MARIO 64" "GOLDENEYE", "BOMBERMAN" y "STARFOX". Aqui ya mis padres se dieron cuenta que estaban criando a un autista y pensaron mas en las consecuencias de comprarmelo y tuve que comprarlo con los pocos ahorros que tenía; lo único que me rescato a ser el geek menos peor de la escuela es que me juntaba con muchos amigos a jugar en grupo, significa que medio socializaba.

Después hubo la era de los juegos de computadora combinados con el PlayStation2 donde orgullosamente le contaba a mis amigos que en el archivo de mi Final Fantasy decía que tenía mas de 250 horas jugadas. Combinado con que empece a tomar alcohol como desquisiado, ahora entiendo porque no tuve novia en la prepa hasta que ya estaba terminando.

En la universidad ya le baje un poquito de cookies... Pero no porque hubiera llegado a un nivel de conciencia intelectual donde me diera cuenta que tiraba mi tiempo y mi cerebro a la basura... sino porque por fin podía salir a tomar sin que mis papas olieran mi aliento cuando llegara a dormir.

Ahora tengo 25 años, tengo un Play 3 y la conclusión es que 5 meses acumulados de videojuegos me parece muy conservador, pero ya le puedo poner un nombre a ésto:la máquina del ocio. El aparato utilizado como primera opcion cuando tengo un tiempo libre. Ahora no sacrifico la vida social por los videojuegos, ya aprendí a moderarlo un poco, pero cada vez que tengo en mi mente la iniciativa de hacer algo constructivo como aprender algo nuevo, leer o adelantarle al trabajo, ahi aparece la máquina del ocio que se mete enmedio y me convence tan fácil como cuando me hablan para ir a tomar...



Por cierto, el gran aprendizaje de la lectura se los doy despues porque ya me estan esperando para echar el FIFA... solo uno...

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